sábado, 27 de septiembre de 2008

Veneno Lento (Cuento)

Seis de la tarde, hora en que los empleados de la “Gran juguetería” terminan su jornada laboral, y así lo hace Gabriela, la propagandista del almacén como se hace llamar, aunque, claro, todos le dicen simplemente payasa, ella invita a la gente a pasar, vocea las promociones y descuentos del almacén, entonces ,se prepara para irse, toma el amplificador muy cuidadosamente y lo mete en su caja, se cuelga su bolso rojo de cuerina, se despide de los trabajadores que se encuentran en la colorida juguetería, aunque solo una le despide ,al parecer desde que recientemente empezó a trabajar allí no ha hecho mucha amistad ,luego de eso, toma su bicicleta medio oxidada y se va del lugar.
Maneja rápidamente por la transitada avenida, zigzagueándose entre el trafico de autos, su ropa de payaso y peluca roja causa bastante impresión hacia los transeúntes, quienes no pueden evitar en burlarse un poco. Cualquiera se hubiera desvestido antes, pero es Gabriela, a ella no le importa mucho lo que le digan, considera su vestimenta como un uniforme mas.
Pronto el sol empieza a esconderse, ha pedaleado tanto que transita por las calles ahora casi vacías, iluminadas tan solo por rojizos faroles, faroles que a veces prenden y apagan. De entre los brumosos callejones sale un auto que viene opuesto a ella, sus luces blancas cegadoras le logran encandilar los ojos, lo que la hace detenerse un poco mientras se repone, de repente, con los ojos medio abiertos ve que aquel auto de vidrios polarizados se atraviesa en su carril, instintivamente trata de esquivarle recostándose al andén, aunque inútilmente debido a que se acerca tanto que le aboya la llanta trasera a la ya destartalada bicicleta, entonces la payasa se queda mirando el auto furiosa mientras se sacude el polvo, y espera que el conductor salga, no obstante se queda pensativa, reconoce una especie de estampa pegada al vidrio trasero del auto, su rostro se transforma a un pálido indescriptible, se asusta, y empieza a correr dejando allí la cicla, el carro da la vuelta donde empieza a persíguele ,el hombre en el carro, barbudo y de amplias ojeras, saca un arma Magnum nueve milímetros de la guantera, acelera, y rápidamente le alcanza, corre por el andén mientras oculta el arma con un periódico, emprende la persecución a pie, ella al final de la calle observa una lúgubre cantina, y entra.
En la cantina camina con rostro de angustia, se dirige a la gente de las mesas, les habla de que alguien les persigue...Pero las personas le interrumpen haciéndole poco caso, al fin y al cabo su apariencia no da mucha credibilidad, entonces se aleja de esa mesa y observa que detrás del mostrador se encuentra un desgarbado adolecente, de grandes lentes, pálido, el cual llaman Paco, este sostiene la antena parabólica del televisor mientras que los borrachos en los taburetes del mostrador le gritan al unisonó.- quédate quieto, ahí, ahí.
Luego ella desesperada toma una mesa del fondo, en la oscuridad, y ve que aquel hombre que le persigue entra a la cantina donde se sienta en una mesa junto a la puerta, se miran, ella pide una copa, y susurra cosas para sí misma.
En una de las mesas contigua una pareja sostiene una conversación, un ciego, con gafas oscuras, y bastón entre las piernas, conversa agarrado de la mano con una mujer morena, desaliñada, de pelo rojo desteñido y algunos tatuajes en el brazo.
El ciego ni se aproxima a imaginar aquella cantina, su pareja se la describe como un lugar agradable y decente, lo mismo hizo cuando se describió ante él, se describió como alguien agraciada para que este se enamorara de ella, lo que al principio funciono, pero poco a poco el ciego se daba cuenta de las constantes mentiras, y la gota que derramo el vaso fue aquella noche.
El hombre que la persigue llamado Álvaro pide una copa mientras vigila a Gabriela, de repente llega a la mesa un hombre que viene de las barras del mostrador, este bastante gordo, y con un pañuelo que sostiene con el que se limpia el sudor, lo saluda confianzudamente con un saludo especial, y le pregunta-¿Qué haces por aquí?
Trabajando- responde Álvaro- ¿Ves a la payasa en la mesa del fondo?, ella le debe al “Gringo”.
-Dios, ¿y que ha dicho el?- Pregunta ansiosamente.
-Me ha dicho que esa novata no le iba a crear mala reputación, el Gringo siempre se quiere mostrar fuerte ante los demás, y fríamente me ha ordenado matarla.
Álvaro y su compañero empiezan a hablar del asunto, la idea de tener que esperarla le impacienta demasiado, cuando de repente al compañero de la mesa de Álvaro se le ocurre la idea de acabar rápidamente con ella sin que tenga que esperar cuatro horas mas que es cuando se cierra la cantina y de una manera efectivamente silenciosa.
Gabriela, mira a Álvaro y a quien le acompaña mientras de reojo busca con la mirada alguna salida, pero no la hay, más que la principal. Paco, el mesero, lleva dos copas de licor hacia una mesa, cuando el gordo que acompaña a Álvaro lo llama como medio en susurro,-hey, ¡Paco!-- necesito de tu ayuda.
Paco algo tímido y dubitativo, se acerca y presta atención a lo que le dice, después de todo el es el esposo de su jefa, Carmen, la dueña de la cantina. Este le cuenta que necesitan deshacerse de la mujer que viste de payaso, su labor es poner veneno en la bebida que tomara, y listo, nada más. Con la mano empuñada le da a Paco unos billetes,-Por tu silencio, Dice Álvaro-espero que lo hagas bien. Entonces Paco se va hacia el mostrador viendo que Carmen, no le deja de observar.
Carmen, una señora morena dueña de la cantina, se queda observando la conversación de su marido, y Álvaro, aunque sin entender nada.
Paco nervioso, con sudor en la frente, pone las bebidas en la bandeja, y hecha el veneno en una de ellas, cuando se dispone a tomar la bandeja para llevarlas, llega otro mesero llamado Andrés, alto, y de pelo grisáceo, que lo medio empuja al ver la lentitud y el inexplicable nerviosismo de Paco, entonces Andrés toma la bandeja y se dirige a llevarla, Paco le insiste de que le deje repartirlas, pero el debilucho y nervioso Paco no puede contra Andrés y este ultimo termina repartiéndola, con la paradoja de que en cuál de las bebidas a quedado la copa envenenada.
Carmen sigue con la mirada a Paco, se acerca a él, forcejea y le mira lo que trae en la mano empuñada, es un sobre de veneno de ratas, busca con la mirada a Andrés, pero este ya está de vuelta, y luego se le abalanza encima a Paco, y lo empuja hacia dentro de la cocina, tras una puerta detrás del mostrador.-¿Qué haces pendejo? Pregunta Carmen, a lo que responde-nada, nada. Carmen toma del brazo de Paco, se lo retuerce, y lo empuja boca abajo sobre una mesa vieja.- ¿Como que nada?, ¿Qué es esto?, veneno de ratas, te vi usarlo. -¡Patrona, no lo entendería! Carmen arrastra a Paco hacia una pequeña tarima del lugar. ¡¡¡Escuchen!!!.Grita Carmen-Suelten las bebidas, hay un veneno en el licor.
Cuando la señora grita esto, todos sueltan las copas, y unos las escupen de sus bocas, entonces Carmen alza a Paco del cuello, y un viejo borracho interrumpe diciendo - ¿mas veneno que el alcohol? Carmen le pregunta ante todos en la cantina porque lo hizo,- ¿Para quién va el veneno? , a lo que el pálido no responde nada por represalias de su autor intelectual.
Álvaro y su compañero se miran como diciendo, ¡¡¡novato estúpido!!!
Paco mira de reojo a Álvaro con miedo, se le zafa de las manos a Carmen, y corre hacia el baño donde se encierra. La gente empieza a murmurar, y a evidenciar pánico, unos se ponen de pie, y comienzan a caminar de redor.
Exclama una voz de entre la atemorizada gente- al menos aquel joven no saldrá de allí hasta que venga la policía, llamemos a la ambulancia-.la gente empieza a llamar por sus celulares, y otros hacen fila para llamar por el pequeño teléfono de la cantina, muchos hablan con sus familiares como si fuesen a morir, hacen citas en el hospital donde se encontraran, se dicen cuanto os quieren y aprecian y que se verán mas tarde para esperar el resultado de lo que digan los médicos.
Luego como un murmullo, muchos empiezan a decir que se sienten mal, una señora se desmaya mientras varios le echan fresco, luego otro se desmorona, y se sienta en el suelo.
Poco a poco cada uno va sintiendo los horrores del veneno, sin importarle como se manifiesten los demás cada uno cree que posiblemente este envenenado, llegando a pensar que habían más de un veneno, o tal vez todos los recibieron, claro todo esto causado por los efectos de la sugestión el miedo, ese veneno lento que destruye aun más que cualquier toxica sustancia. Muchos empiezan a sudar, un señor tuvo un ataque de taquicardia, de alguna u otra forma casi todos se sentían como si el destino le hubiera pasado una mala fortuna.
Cuando la gente atemorizada espera en silencio, se oye el sonido de una sirena de ambulancia, y todos salen en estampida hacia afuera, menos Gabriela que ha permanecido inmóvil y despreocupada todo el tiempo, y Rubén el ciego, que no sabe a dónde ir, su pareja ha corrido hacia la ambulancia y no le ha importado. Todos intentan meterse a la ambulancia pero no caben. Álvaro ahora no le importa la payasa, puesto que también cree que fue él quien recibió el veneno. Todos Empujan al paramédico y entran forzosa y exageradamente a la ambulancia, sin prestarle atención a las indicaciones del paramédico de que solo pueden llevar a pocas personas, pero todos creen que tienen poco tiempo y deciden a toda costa embarcarse. Gabriela se acerca a Rubén viendo que le han dejado solo, empiezan a hablar de lo ocurrido, le confiesa a Rubén que el veneno iba para ella, pero afortunadamente el mesero escuálido Paco, diferencio la envenenada de las demás copas, la saco mientras el otro mesero la llevaba a sus destinos, me la entrego personalmente, pero con una nota que me advertía del peligro de tomarla, fue allí cuando la mire detenidamente y en un descuido de todos, la bote, entonces los dos sonríen y continúan hablando.
La ambulancia con el exagerado sobrecupo de personas se dirige al hospital, casi todos se montaron por sus miedos, no quisieron esperar la otra ambulancia que quizá no llegaría, cuando la ambulancia dobla la esquina, Gabriela y Rubén escuchan un gran choque, salen a la calle y ven fuego y una llanta chamuscada rodando, la ambulancia ha colisionado y explotado fuertemente contra otro auto.

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